Hoy siendo el día de los enamorados, no puedo evitar hablar sobre este tema, no porque no crea en tal, sino porque un poquito de realismo nunca viene mal.
Por suerte para los enamorados, el amor no respeta la realidad, y eso es lo que lo hace tan especial. Para una persona enamorada, el tiempo no pasa, es eterno y hermoso.
¿Quién no vio en su vida una película romántica? Algunos vieron mas, otros menos, algunos acompañados y otros solos, en momentos de tristeza y porque no en el cine.
Lo mejor que tienen, es que no importa el caso de romance que presentan, en general, terminan todas bien: Y acá, es donde está el problema, no porque este mal que eso suceda, digamos que estaría re bueno que las historias de amor siempre terminen bien, lo cual no sucede muy a menudo.
Digámoslo así, las historias que nos muestran son muy idóneas, y en algunos casos factibles. Fuera de eso, notamos como a pesar de todas las contrariedades, terminan siempre, o casi siempre en un lindo final.
Empiezan bien, sucede algo malo, y termina bien… bleh, nunca sucede una sola cosa que arruina una relación. En las películas, se hacen elipsis, y esto da la sensación de que cualquier relación de romántica es factible.
Esto molesta, porque fuera de las películas, en la realidad, las historias románticas no son tan sencillas y pasan muchas otras cosas, que una contrariedad, son un cumulo de cosas que llevan al final. Pero… esto no hace que los enamorados tengamos miedo, por qué si ellos pueden en las películas, ¿no podemos nosotros?
De la misma forma en que el amor no respeta la realidad, el amor en las películas no la respeta tampoco, y eso es lo que hace que los enamorados se sientan tan identificados. Un sueño, engendra otro sueño, y de esta forma, vivimos en una nube.
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